Mis amantes bien sabrán
que me entrego con pureza,
que me apasiono y me revuelco con ellos,
y cada uno de los sentimientos que logran producir,
Pero siempre, y con firmeza lo afirmo, conservaré esa parte mi.
Donde están mis delirios, mis pasiones y demonios,
tan intimos, tan intimos, que es necesario, si acaso, esculcar en lo más hondo
y profundo, para tal vez sacar un poco de ella a relucir.
Esa parte de mi que llevo tan protegida y en la cual me refugio, que solo yo sé escuchar,
sólo yo puedo sentir. Y es tan propia como mi cuerpo, tan sagrada como los linderos que me rodean, y la amo. Puedo volver a ella después de periodos de tiempo en los que me descubro y enriquezco, y amarla por que ella se enriquece conmigo, la alimento y la hago crecer junto con mi ser y con mis cambios. Y aunque nunca me ha atado me aferro a conservarla con tanto amor como su primera semilla.